Los monstruos en la cultura y la cognición espacial. el uso de bestias sobrenaturales como dispositivos geográficos.
Las criaturas monstruosas han poblado la imaginación a lo largo y ancho de las culturas. En la indagación de la antropología cultural han estado históricamente presentes de modo disperso entre la literatura sin monografías dedicadas (por ejemplo, Durand 1982 [1960]: 62, 78 y 79; Lévi-Strauss 1987 [1958]: 219, 221, 237, 238 y 294-296; Turner 1980 [1967]: 116-118). Algunos autores, sin embargo, han escrito obras sobre monstruos desde una perspectiva cultural en las últimas décadas (por ejemplo, Aldhouse 2013; Gilmore 2003; Musharbash y Presterudstuen 2014, 2020; Sperber 1996; Wengrow 2011, 2014).Se atenderá aquí a una cuestión a menudo inadvertida cuando se toman en cuenta este tipo de criaturas en la antropología: su papel como dispositivos cartográficos. Este uso cultural de los monstruos ha sido estudiado por los historiadores en la geografía descriptiva clásica (Roller 2010, 2015) y en la geografía, la cartografía y la antropología del medievo y el Renacimiento (Davies 2016, van Duzer 2013). Con el advenimiento de nuevos modelos sobre cognición espacial y conocimiento cultural del espacio, la antropología está hoy en posición de entender algo nuevo y mejor sobre el rol de los monstruos en la geografía mitológica.Siguiendo el trabajo de Frances Harwood (1976) presentaré varios casos en los que los monstruos han tenido funciones para recordar información geográfica, han sido la chispa del pensamiento cartográfico, se han usado como elementos ornamentales para conformar imágenes geográficas, étnicas o geopolíticas del espacio y han servido como dispositivos calendáricos y de orientación con funciones culturales ecológicas.