Etnografía con menores de la calle y su albergue: reflexiones de una psicóloga a 20 años
El estudio se realizó en Guadalajara, México con menores que habían vivido en calle y estaban en un albergue. Se comenzó cuando la investigadora ingresó para realizar el pilotaje de un instrumento de medición, situación que generó hostilidad y rechazo; ella decidió continuar intentando trabajar con ellos y como resultado hubo una inmersión en el campo por más de dos años, los resultados académicos fueron bastos, incluso un reconocimiento, sin embargo ella no sabía que estaba haciendo un trabajo etnográfico.El albergue se sustentaba en una organización civil, sus directores eran dos personas extranjeras cuya única función real era proporcionar recursos económicos. Fue habilitado en una casa antigua de la década de 1940 aproximadamente. El lugar se regía por una filosofía liberadora y de puertas abiertas, cualquier menor de edad podía solicitar ayuda y alojamiento y salir cuando quisiera. Había tres reglas básicas, no regresar con efectos de consumo de drogas, no robar, practicar el respeto; cumplir 18 años implicaba la salida definitiva del lugar; nada de lo anterior se cumplía, todo era un caos pero era su mejor opción. Quienes “laboraban” era una psicóloga, dos educadores de calle y dos trabajadoras para la cocina y limpieza.Se resolvió que la única forma de lograr contacto y diálogo era permaneciendo en el lugar; de principio solo observando, eventualmente integrándose a las actividades dentro y fuera del albergue hasta que la presencia de la investigadora se percibía como cotidiana y posteriormente necesaria, justo ahí comenzaron las dificultades y expulsión del campo.