En una mesita de noche de una casa cualquiera de Nueva York, descansa un libro en español que una niña de siete años lee en voz alta poco antes de dormir. El libro es un volumen de cuentos con las rimas de Gloria Fuertes. Fue un preciado tesoro que Beatriz Moncó regaló a la hija de uno de sus miles de estudiantes. Aunque con un océano de por medio, la relación entre ellos seguía más viva que nunca sin importar el tiempo ni la distancia. (...)
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