En las últimas décadas la crisis agrícola en Chiapas ha provocado una mayor movilidad interestatal sin precedentes en la historia agraria del estado. Los mercados de trabajo rural han acelerado la movilidad de contingentes de trabajadores agrícolas, que a pesar de la emergencia sanitaria de Covid-19 no han aminorado. Los circuitos migratorios son organizados y controlados por una red de intermediarios locales que actúan en las comunidades indígenas con diversas estrategias de enganchamiento. Las ganancias recibidas por enganchar a jornaleros son invertidas en la ganadería, pero los jornaleros desarrollan la misma estrategia de inversión. Empero, el aumento de ganado vacuno demanda nueva tierras para el pastoreo y forraje, esto ha propiciado la competencia entre productores y apertura de nuevas tierras a la ganadería o la búsqueda de tierras en renta cuando las propias no satisfacen la producción ganadera. Sin embargo. La empresa Skarne a tomado un papel preponderante en el mercado de ganado vivo a través de una extensa “red de coyotes” que fijan el precio según la calidad. Los precios oscilan entre 25 a 35 pesos por kilo de ganado en pie. Se abre un círculo perverso en la economía campesina, mayor movilidad de trabajadores ocasiona estrategias de inversión y reconversión productiva de las tradicionales actividades campesinas a la ganaderización como estrategia de vida, que no redundan en autonomía económica, productiva y social. Por el contrario, la empresa fija los precios del mercado local creando una competencia y acelerando la ganaderización de las tierras campesinas.