Frente a las pérdidas millonarias que la industria farmacéutica enteogénica ha tenido en los últimos dos años, debido a la percepción de riesgo que produce el carácter de ilegalidad de las sustancias enteogénicas catalogadas como drogas en la lista I del Convenio de Sustancias Psicotrópicas 1971 y al estigma y criminalización asociado a esta clasificación, los inversionistas y la industria farmacéutica han recrudecido estrategias para legalizar dichas sustancias.La industria psicodélica se basa en el uso de enteógenos naturales y sintéticos para el tratamiento de enfermedades consideradas problemas de salud pública para los estados. La legalización de ambas categorías de enteógenos conlleva retos distintos. Mientras que la legalización de enteógenos sintéticos sigue la ruta de patentes y propiedad intelectual, la de enteógenos naturales se relaciona con el uso de la biodiversidad de países del sur global asociada a la cosmovisión de pueblos originarios y protegida por el CBD y el convenio 169 de OIT, como es el caso del peyote de Wirikuta, en México. Para solventar los obstáculos de la ilegalidad de enteógenos, la industria farmacéutica implementa estrategias corporativistas para consolidar el mercado psicodélico. Las principales son el lobbying político en los gobiernos para legalizar el uso de la biodiversidad con sustancias enteogénicas, la creación de opinión pública, la creación y financiamiento de fundaciones, la validación científica del discurso, y la reinterpretación neocolonialista de la interculturalidad, del derecho indígena, el derecho universal a la salud y el de la conservación de la biodiversidad.