Partiendo del trabajo etnográfico realizado en 2015, como parte de las iniciativas emprendidas por la Misión Etnológica Italiana en México, se va a analizar desde una perspectiva antropológica de la ecología cultural, las implicaciones de la resistencia de la comunidad Otomí de San Juan Ixtenco al mercado de semillas de maíz industriales.En Ixtenco la Feria del Maíz representa una oportunidad para valorizar su propia singularidad cultural al exhibir productos artesanales elaborados con semillas de colores. Sin embargo, la comunidad ixtenguense, está experimentando un proceso de transformación cultural. Si por un lado el cultivo del maíz creollo representa una estrategia para mantener autonomía económica e independencia de gestión del trabajo, por otro, los procesos de urbanización y la consecuente migración de las poblaciones más joven entra en colisión con la necesidad de “pasar el testigo” a las nuevas generaciones. A esto, se añade el miedo por parte de los campesinos a enfermarse por el consumo de maíz transgénico, convirtiéndolo en una metáfora del malestar social, que alimenta un imaginario de soledad y de inutilidad, a partir de las preocupaciones derivadas de la desintegración de las familias.De esta manera, la industria del maíz y el neoliberalismo se convierten en la metáfora de la bestia del apocalipsis, al engañar a los campesinos y fomentar una semilla portentosa que resiste a las inclemencias de la naturaleza. Sin embargo, al hacerlo, le pone “la marca de la bestia”, en alusión a la polémica en torno a las patentes de semillas.