En los últimos cinco años en México se ha visto un incremento en las discusiones sobre discriminación, racismo y de forma más reciente, antirracismo. Esto no es fortuito si tomamos en cuenta que a partir de 1994 con el levantamiento zapatista se puso en la discusión pública la persistencia del racismo pese a que en México se había reconocido como una nación pluricultural. En respuesta a la insurrección zapatista, el Estado mexicano propuso la interculturalidad oficial Lo que vimos en los últimos años es que la discusión propuesta por los estudios interculturales tomó su rumbo y el antirracismo por otro.Para el giro antirracista, su punto de inflexión lo encontramos en el 2017 con la aparición del MMSI financiado por el INEGI. El MMSI hizo más claras estas distancias entre los estudios interculturales y el antirracismo habló sobre el papel que sigue jugando el color de piel en las desigualdades estructurales.Por su parte, la interculturalidad oficial no hablaba sobre el color de piel sino que se centraba en los procesos comunitarios, particularmente en aquellos que atañían a comunidades y naciones indígenas, sin abordar lo suficiente a las personas negras y afros.Por tanto, lo que aquí propongo es que existen tres elementos que pudieran tender un puente entre los estudios interculturales y el giro antirracista en México: 1) el racismo epistémico y su relación con el color de piel,; 2) el racismo lingüístico y las gramáticas en que se aborda y 3) la movilidad social o la buena vida.