NARRATIVAS DE COCINA EN TIEMPOS DE ENCIERRO FORZADO. FORTALECIENDO Y RESIGNIFICANDO EL PATRIMONIO CULINARIO
Narrar la vida, en torno al lugar sagrado que representa la cocina familiar para muchas, toma otro sentido cuando se hace con tiempo, detenimiento y constancia; aunque, cuando se hace en un contexto que genera incertidumbre, nostalgia, estrés y ansiedad (como fue la pandemia por Covid-19), dichas narrativas toman un matiz diferente. Sin embargo, ante una realidad incierta hay recuerdos que hacen florecer la sonrisa o el llanto que remite a un pasado cercano; pensar en los que ya no están, en los que están lejos, en aromas, formas, sabores, colores y texturas que desata el fuego, nos lleva a comparar y ver un antes y un después en los alimentos que consumimos. Narrar y compartir para rehacernos, aprender y transformar en la plática que regala el encierro, reconocer que la naturaleza provee, rodea y alimenta; que estamos cotidianamente frente a muchos ambientes alimentarios que nos desafían junto a la publicidad que encontramos a cada paso y mirada. Sin olvidar que las narrativas, en cualquier contexto, crean comunidad después del conflicto inevitable durante el contexto de emergencia que fue la pandemia. Al compartir se asegura la permanencia de esas recetas ancestrales de cocina que se comparten viendo y haciendo, ricuras que solo el fuego a mano de sus aliados conoce y transforma para una vida y tierras más sanas, pues en ellas va implícita la recolección, caza, trueque, etcétera. Todo esto estudiado dentro de las categorías del PCI nos puede hacer reflexionar sobre la comensalidad que genera el mismo patrimonio.