LUCES Y SOMBRAS DE LA DIMENSIÓN CORPORAL-BIOLÓGICA EN LAS MATERNIDADES MIGRANTES Y LOS CUIDADOS DESDE Y A PESAR DE LA DISTANCIA.
En esta comunicación reflexiono en torno a las experiencias de las madres migrantes que se separan de sus hijos y emprenden una serie de acciones para el sostenimiento de sus vínculos emotivos. El aumento de las mujeres en los flujos migratorios internacionales provoca una serie de arreglos familiares que ponen en duda la supremacía del modelo de familia nuclear y de maternidad intensiva, se hacen visibles los acuerdos a los que se llegan en torno al rol que ejercían las madres dentro de sus hogares, al mismo tiempo que se reconfiguran sus dinámicas de cuidado y crianza infantil.La separación física de la madre migrante, como madre biológica, explicita y refuerza una conexión percibida como única entre la madre biológica y sus hijos biológicos. Se ponen en evidencia un vínculo exclusivo que reafirma un lugar “privilegiado” que ocupan esas madres. La ausencia física de estas mujeres migrantes, consolida su rol basado en la experiencia física de la reproducción. Por ello, la insistencia de un lazo excepcional entre las madres y su prole, produce en ocasiones, sentimientos de culpa por una ausencia maternal percibida como “abandono”, justamente porque no se cumple con el modelo de maternidad intensiva. No obstante, esa dimensión biológica de la maternidad (corporal y de reproducción física) convive, aunque con contradicciones, con una colectivización de los cuidados con las denominadas madres sociales.