Desde las décadas de 1960 las interlocuciones entre fenomenología y neurociencias conllevaron una creciente problematización sobre el carácter histórico y situacional del “comportamiento maternal” en animales superiores que se manifestaban junto a algunas acciones innatas. Se trataba entonces de hallazgos que llevaron a plantear un desplazamiento radical de “lo instintivo” animando en entendimiento relacional entre los vivientes y su medio conllevando el desarrollo de la investigación epigenética ¿Cómo lo que se denominó una adaptación de los seres al medio fue leyéndose cada vez más como una interacción radical entre genes y ambiente? ¿Qué tiene que ver la epigénesis con un sentido materno?En este trabajo realizamos un recorrido por los abordajes de psicoantropológicos del holandés Frederik Jacobus Johannes Buytendijk (+1974)sobre el “espíritu materno” con que dio relevancia a una práctica ontogenética enfrentada a la expresión “instinto materno”. Veremos cómo este planteamiento fenomenológico se vinculó con la fenomenología encarnada de M. Merleau-Ponty(+1961) según la cual un cuerpo resulta una experiencia que constituye mundo resultando fundidos uno y otro. Problematizamos esa zona de comunión (ontogenética) con la resignificación del “maternar” puesta de relieve por una sintonía afectiva que permanece abierta más allá de la copresencia madre-neonato y que se debate en un horizonte que se mueve desde las hipótesis de factores epigenéticos en los espectros autistas hasta la impronta de un rastro antiguo como el afecto de vitalidad en la sobrevivencia de la especie humana.