Los resultados de la presente comunicación se extraen de la investigación llevada entre los y las profesionales de un centro de servicios sociales ubicado en el sur de España, en una comarca rural, homogénea culturalmente hasta hace apenas tres décadas, y en donde en los últimos años se han establecido de manera significativa población de origen marroquí, resultado de los procesos de reagrupación familiar. Lo que se traduce en una presencia en los servicios sociales, con demandas y necesidades -empleo principalmente- que pivotan en torno a la integración, la normalización y las ayudas económicas.En las entrevistas semiestructuradas llevadas a cabo a los y las profesionales del Trabajo Social se evidencian, por un lado, el largo camino por recorrer para adecuarse a las necesidades que plantea la diversidad cultural en las prácticas institucionales. Un proceso complejo que implica una re-significación y trasformación de dichas instituciones para abordar los desafíos de la interculturalidad. Por otro, evidencia en mayor o menor medida las competencias culturales, la sensibilidad intercultural y las contradicciones discursivas verbalizadas por estos/as profesionales a la hora de abordar la diversidad étnico-cultural, contradicciones que tienen su impacto en las propias intervenciones profesionales, y que suponen para los y las profesionales transitar entre el etnocentrismo y el etno-relativismo cultural. Partiendo desde lo local, lo micro, pretendo visualizar, solo algunos, de los numerosos retos institucionales y profesionales, así como complejidades y resistencias epistémicas ante un discurso estatal-oficial, que al menos normativamente, aboga por la multiculturalidad.

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