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EL ESPACIO PÚBLICO COMO TERRITORIO. ENTRE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL Y LAS FILOSOFÍAS AMERICANAS

La tradición filosófica eurocéntrica ha permeado y dirigido toda actividad de reflexión y actuar en América, entre otros. Las construcciones sobre esos aspectos, entre muchas más, emanadas de los pueblos llamados originarios, han sido clasificadas, según esa filosofía en formas mágicas o mitos, eliminando la racionalidad que las constituye. Derivado de esa ‘universalidad’ de reflexionar se ha actuado sobre el territorio, sea éste urbano o rural. Pensar a la ciudad en términos de estructura espacial y social, ha sido desde la postura eurocéntrica, dejándola como ‘forma civilizatoria’. Las reflexiones y filosofías de los pueblos de América y de otros pueblos, han generado sus propias construcciones que les explican su estar en el mundo. Han construido sus propias ‘teorías’ del espacio, del tiempo y la relación de ello con todo lo que los rodea; han sido incluyentes y sensibles ante los seres que lo habitan. De esa manera, han hecho suyo el espacio, el sitio y el tiempo, haciendo del territorio parte de ellos como comunidad: el territorio es ser-comunidad. Aunado a la filosofía eurocentrista que observa el espacio fuera del sujeto, el sistema capitalista mercantiliza todo incluyendo el territorio que lo trata como cosa, volviendo el espacio público ahora en los fraccionamientos tipo clúster en un lugar clasista, excluyente y fragmentador del tejido social. Es necesario si se piensa regenerar ese tejido social recuperar el pensamiento de ser-comunidad. Es necesario repensar la ciudad y sus espacios públicos como lugares existenciales de una comunidad, no de cosas externas a las personas.

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