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ALDEAS GALAS EN LA MANCHA: EMPRESARIALIZACIÓN DE LA VIDA RURAL Y PÉRDIDA DE LEGADOS

En la Mancha Alta conquense, como en otras zonas españolas próximas a la despoblación, los pueblos se enfrentan a la reinvención de sus formas de vida para intentar sobrevivir. En la Mancha Alta, donde la agricultura ha sido el medio de vida primordial, hoy día unos pocos labradores cultivan enormes extensiones con la nueva maquinaria y prueban plantaciones pensando en el mercado internacional. La población de estos pueblos ya no vive de la agricultura en su modo tradicional, ni puede decirse que la agricultura fije nuevos residentes. Estos municipios desearían una “marca pueblo” que les singularice y a través de la cual atraer inversiones, turismo o habitantes. Se ven casos por toda España. Hubo un pueblo pintado de azul que emulaba al de los Pitufos, hay un “pueblo de las librerías” en Valladolid, un pueblo que ha obtenido el certificado europeo por los servicios ecosistémicos en Lugo, etc. Todos ellos son exclusivos, excepcionales, en un conjunto cada vez más extenso de singularidades. No hay una fórmula por la que guiarse, tan solo un modelo social que impone distinguirse, individualizarse. Esta vía de supervivencia es la del “emprendimiento” en su versión comunitaria y rural, que mandata flexibilidad y abandono de la linealidad, que concibe el progreso como reinvención de uno mismo, que entra en competición con los vecinos, que impele a tomar riesgos y a ser creativo empujado por la precariedad y el abandono de las instituciones.

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