En los últimos años, uno de los descubrimientos más celebrado en la lucha contra el cáncer han sido los avances realizados en inmunoterapia, en concreto un tratamiento llamado Terapia de Células T con Receptores Quiméricos de Antígenos (CAR-T). En 2017, se aprobó por primera vez la comercialización de dos terapias CAR-T en Estados Unidos y desde entonces el número de ensayos clínicos de esta terapia se ha multiplicado de manera exponencial a nivel mundial. China, un país inmerso en una transformación hacia una economía de conocimiento con un fuerte énfasis en el desarrollo de la industria biotecnológica y la ciencia traslacional, está apostando por el potencial de las células CAR-T para mejorar su economía y la salud de sus ciudadanos y ya cuenta con el mayor número de ensayos clínicos de este tratamiento en el mundo.   Esta comunicación se basa en una investigación antropológica para la que he realizado 15 meses de estudio de campo sobre el desarrollo de ensayos clínicos de inmunoterapia en China. En vez de presentar el trabajo de los actores más prominentes en un ensayo clínico: científicos, médicos o pacientes, exploraré el trabajo del personal considerado de apoyo, tales como conductores, traductores o asistentes personales para pacientes extranjeros. De las muchas tareas que realizan, me centró en aquellas prácticas que están destinadas a suplir una necesidad del laboratorio en el hospital, lo que denomino como ‘cuidados misceláneos’. Sostengo que a pesar de pasar inadvertidas, estas practicas constituyen y mantienen el ensamblaje tecno-científico de la ciencia traslacional.