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LA VIRGEN Y LOS CABALLOS NO TIENEN NADA QUE VER. RITUAL Y ESPACIO PÚBLICO EN MAÓ, MENORCA.

Las fiestas han sido, tradicionalmente, un espacio y un tiempo propicio para la renovación de los lazos comunitarios y el fortalecimiento de la identidad. En el área del Mediterráneo, el poder hegemónico de la Iglesia Católica, como institución estructural y estructurante, articuló las diferentes celebraciones en torno a los elementos conformantes de su credo y ritualística durante siglos. Con la secularización de las sociedades contemporáneas, la preminencia de la vida urbana y las dinámicas de individualización y conflicto inherentes a las ciudades capitalistas, este carácter totalizador ha ido perdiendo protagonismo. Ahora bien, eso no significa que las fiestas no sigan jugando, hoy día, un papel fundamental en los procesos de socialización y reafirmación del sentido de pertenencia. Sin embargo, las fiestas nunca han sido únicamente espacios para la concordia y celebración, sino que también han permitido y articulado el enfrentamiento, entre los diferentes actores conformantes, a nivel político, social o, incluso, personal. La plasmación de estos conflictos se ha llevado a cabo en el espacio urbano, marco físico y simbólico ideal para la fiesta. Este es el caso de las Festes de Gràcia de Maó, donde la celebración de su semana grande no oculta las profundas diferencias existentes en el seno de la sociedad local. La presente comunicación muestra, tras un trabajo de campo intermitente de cuatro años, cómo estas fiestas no solo articulan el sentimiento de identidad de los maoneses y maonesas, sino que también conforman otro contexto más para la disputa y el conflicto.