El mapa de las víctimas de la represión de género en la dictadura de Franco ha quedado establecido en base a diferentes tipos de ordenamientos estratégicos, políticos y económicos. Dado que el franquismo estableció las condiciones de su propio recuerdo, estos mecanismos han contribuído, también en la democracia, a que las víctimas en general, y las rapadas y violadas en particular, hayan guardado silencio sobre lo que a ellas les hicieron. Un silencio que ha pesado sobre su subjetividad en forma de culpa y otras formas de desajustes emocionales. Desfilar rapadas y bajo los efectos de la ingesta forzada de aceite de ricino delante de familiares y convecinos, no las dejó indemnes. Criar a los hijos que parieron fruto de las violaciones y convivir en el mismo pueblo con sus violadores, tampoco. El uso del cuerpo de las mujeres como campo de batalla no es nuevo, su silencio tampoco. Sinembargo, esto pasó y pasó en todo el territorio español, de tal modo que cualquiera de nosOtras temáticas podríamos ser descendientes de una de estas víctimas. Afirmaba T. Adorno, que la necesidad de dar voz al sufrimiento es la condición de toda verdad y eso es lo que hemos hecho durante tres años de trabajo etnográfico. En el corto: Levántate el mándil o en el documental: Sacar a la luz. La memoria de las rapadas , las víctimas directas o transgeneracionales nos interpelan y nos recuerdan que el silencio nos hace cómplices.

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