Durante un año y medio desarrollé trabajo de campo en una cárcel de mujeres. Como es habitual en personas que no tienen contacto con estas instituciones, comencé mi investigación con una mirada principalmente mediada por el estigma que cierta literatura y los medios audiovisuales (re)producen constantemente sobre estos espacios y las personas que los habitan: espacios lúgubres, opresivos y de opresión. Sin embargo, desde el primer día, esta mirada se fue haciendo más compleja y ambigua, no solo debido mi observación, sino a las narraciones que algunas de las mujeres compartían conmigo, en las que reflexionaban sobre su vida dentro de los muros y los múltiples modos en los que lidiaba con su cotidianidad. Teniendo esto en cuenta, mi objetivo en esta ponencia es poner de manifiesto el modo en que la prisión no solo es un espacio de opresión, sino que puede ser entendido (y vivido) como un espacio de agencia y resistencia, de reconstrucción y autoafirmación. Para ello me basaré, fundamentalmente, en la historia de Laura, una de las mujeres con las que más tiempo compartí y con la que entablé una profunda relación de confianza. Mientras que calificaba su paso por la cárcel como “horrible” y “difícil”, reconocía asimismo que su ingreso, aunque no deseado, le había permitido “mirarse y reconocerse”. Es en esa aparente contradicción en la que me centraré, analizando el modo en que, desplegando sus –no siempre conscientes- prácticas de resistencia, y haciendo alusión a sus propias palabras, resurgió “como el ave fénix”.