La llegada de la COVID-19 provocó un cambio sin precedentes en los procesos sociales y biomédicos de acompañamiento y atención a la enfermedad y la muerte. Basándonos en análisis previos sobre prácticas de atención a la muerte y en nuestros materiales empíricos, en este artículo analizamos los procesos de resignificación de las interacciones y rituales de cuidados paliativos durante la primera ola de la pandemia por COVID-19. Sostenemos que el aislamiento, el miedo al contagio y la falta de recursos produjeron una resignificación de los cuidados paliativos, del apoyo social y de las prácticas de duelo. A su vez, contribuimos a comprender los efectos de la pandemia en los acompañamientos a la muerte proponiendo el término acompañamiento paliativo. Este concepto nos ayuda a entender y desarrollar prácticas integrales de atención médica combinadas con apoyo psicosocial, que se puedan adaptar a todo tipo de coyunturas, no solo en las circunstancias de COVID-19. Basándonos en entrevistas cualitativas a familiares que perdieron algún ser querido y a profesionales sociosanitarios que trabajaron en hospitales y hogares de ancianos, nuestros resultados muestran que, más allá de la profesionalización e institucionalización occidental y biomédica de los procesos paliativos, es necesaria una reciprocidad paliativa en estos acompañamientos finales, por el beneficio que comportan tanto para los enfermos y sus familiares como para los profesionales sociosanitarios implicados.