El concepto wenming, traducido al español como “civilización, civismo o cultura,” ocupa un lugar central en la nueva política de Xi Jinping. Alcanzar un grado adecuado de civilización en China no es tan solo parte de una retórica vacía, sino un objetivo político con consecuencias prácticas y materiales bien reales: genera segregación entre personas y grupos, modela y clasifica el espacio urbano, establece los marcos ideológicos necesarios para un tipo concreto de políticas económicas, etc. Es precisamente debido al hecho de que wenming alcanza y afecta simultáneamente múltiples niveles de la realidad social que los análisis realizados desde las CCSS sobre el mismo resulten dispares. A grandes rasgos, podemos decir que hay dos líneas principales de argumentación: 1) aquellos que han puesto el énfasis en la dimensión material, en la pobreza y exclusión que genera la división moral del mundo entre civilizados e incivilizados; 2) aquellos que argumentan que esta es una lectura eurocéntrica que no considera la raíz cultural del término (su relación con el pensamiento confuciano y otras cosmologías tradicionales de China). En el presente artículo intentaré ofrecer una síntesis de estas dos perspectivas, argumentando que un análisis interseccional que considere tanto factores simbólicos como materiales, ideológicos y prácticos, puede llegar a ser la mejor base para una teoría antropológica no eurocéntrica y decolonial.

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