El fenómeno de lo que podríamos denominar centenarismo (o centenariomanía, como ha hecho Moreno Luzón, Marcial Pons, 2021) cobró especial pujanza en España a comienzos del XX coincidiendo con políticas nacionalizadoras de diferente signo. La fijación de un centenario responde a una intención simbolizadora de un suceso o bien con el que acuñar una interpretación del pasado. Se afirma así una ideología o se combate otra, como se pudo contemplar en 1912 con la confrontación de centenarios de la Constitución de 1812 y el VII de las Navas de Tolosa. Conmemoraciones y centenarios son, pues, intentos de fijar cierta historia en el presente para convertirla en un legado no discutible, de obligado respeto, generador de una memoria colectiva. El VIII Centenario de la Catedral de Burgos, celebrado a lo largo de 2021, constituye una vuelta de tuerca más a los intentos de manipulación histórica. Siendo el templo uno de los referentes identitarios burgaleses por excelencia, la celebración de aquella simbólica primera piedra de la catedral gótica en 1221 ha supuesto un acto de escandalosa apropiación de un patrimonio que ha puesto en riesgo la declaración de Patrimonio Mundial de la UNESCO, según ha denunciado ICOMOS. La comunicación, avance de un proyecto de investigación de antropología urbana sobre la polisemia de los símbolos de identidad, analizará la peculiar configuración y actividad de la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos, así como los procesos de resistencia popular a tales acciones y empeños.

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