Malasaña es un lugar central de la ciudad, tanto por su ubicación en el corazón histórico, como por su papel en la construcción de la imagen e identidad de Madrid. De la Malasaña antifranquista a la de la Movida, de barrio conflictivo a paraíso hípster, en Malasaña asistimos a procesos de transformación urbana que parecen apuntar en una única dirección: a una ciudad sin vecinos, tematizada y orientada esencialmente a servir el ocio nocturno o el disfrute del tiempo libre en cafeterías y locales con carácter propios de un modelo globalizado. Sin embargo, para los habitantes de Malasaña su barrio es una aldea urbana, un espacio de vida a escala humana que tiene que convivir con esa dimensión festiva que lo ha convertido en un destino para el resto de los habitantes de la ciudad y lugar de vacaciones para visitantes nacionales e internacionales.   En esta ponencia me propongo desarrollar una breve reflexión crítica sobre las tensiones a las que está sometido este barrio desde una doble perspectiva: en primer lugar, como un caso de estudio de las dinámicas de mercantilización a las que están sometidas, no sólo los lugares centrales en particular, sino las ciudades en su conjunto; y, en segundo lugar, como un laboratorio en la que el pasado del barrio nos permite revisar críticamente propuestas urbanísticas como la “ciudad de los quince minutos” o los “barrios de proximidad”.