¿Campesino? ¡Qué horror! ¿Campesina? ¿Eso existe? El proceso de urbanización totalizante, global y obligatoria, aboca al campesinado a un proceso de extinción programada mediante, entre Otras temáticas mecanismos, el monopolio de la agricultura intensiva, la industria alimentaria, y la gran distribución,  la complejidad normativa, la distribución de las inversiones y la concentración de los capitales en el medio urbano. Al tiempo que desde el discurso dominante se finge reivindicarles elevándoles a la categoría economicista de “pequeños productores” dentro de un sistema agroalimentario industrializado, los valores vernaculares que tradicionalmente ha encarnado el campesinado se degradan en el imaginario colectivo: son pobres,  incultos, inmovilistas, retrasados, conservadores. En consecuencia se hace necesario reconvertirlos, por las buenas o por las malas, a los principios y virtudes que rigen la urbanización del mundo (y una vez logrado, ¿quién nos dará de comer?) Como objetivo principal de esta presentación se exponen, a partir de análisis textuales y de los resultados cualitativos de una encuesta realizada por la autora sobre poblaciones urbanas y rurales, las razones y manifestaciones de la estigmatización del campesinado y los mecanismos físicos y simbólicos de la violencia ejercida contra ellos.