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SOBRE VIOLENCIAS SIMBÓLICAS E INSTITUCIONALES EN TORNO A LOS JÓVENES MIGRANTES EN BARCELONA

La investigación no puede estar desvinculada de la intervención; desde la investigación como desde la intervención se hace uso de etiquetas para facilitar ciertas gestiones cotidianas, etiquetas como “MENA” (Menor Extranjero No Acompañado) que están cargadas de representaciones negativas hacia el grupo social que identifica y que crean un estigma que perdura más allá de la etiqueta. La violencia simbólica (Wacquant, LoIc; Bourdieu, 1995) que opera a través del sistema de disposiciones adquiridas por los agentes sociales, se institucionaliza, deviene en una violencia institucional a través del Estado, que cumple una función importante desde las múltiples formas que puede tomar (la familia, la religión, la educación, la justicia) convirtiéndose en depositario del sentido común y contribuyendo a la creación de disposiciones duraderas de los agentes sociales. Cuando esa función de designar es llevada adelante en y/o desde las instituciones, lo que se produce es un encasillamiento de algunos sujetos dentro de categorías que supuestamente son objetivas, más aún si dichas etiquetas provienen de presunciones “científicas” enunciadas por “expertos” (Pueyo & Ruiz, 2017). Esta investigación estudia los movimientos de resistencia como prácticas contra hegemónicas que ponen en acción las y los jóvenes migrantes para luchar contra los discursos de estigmatización (Molinero Gerbeau, 2020) que implementan los partidos políticos, los medios de comunicación, los sectores económicos alrededor del turismo, y que devienen herramientas emancipatorias de los mecanismos de opresión.

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