La globalización económica y los amplios movimientos migratorios actuales han favorecido el contacto cultural entre pueblos y propiciado el establecimiento de grandes grupos culturales en regiones alejadas de su origen. Así, encontramos una reciente y numerosa clase de ciudadanos inmigrantes, que desean adaptarse a su entorno actual sin perder su identidad, a la vez que observamos cómo las poblaciones de acogida se esfuerzan muchas veces en lograr una convivencia fluida entre todos. A través de la utilización de una metodología dialógica y tras un profundo análisis documental, hemos observado que algunos de estos grupos inmigrantes organizan sus festividades más importantes en sus nuevas localizaciones bajo el auspicio de autoridades locales y asociaciones de ciudadanos, llegando incluso en algunos casos, a convertirse en un gran motor económico local al ser promocionados como grandes eventos turísticos, y asumidos por la población como parte de la propia cultura. Un ejemplo de ello es la celebración del Año Nuevo Chino o Año Nuevo Lunar en la ciudad de Londres, que utiliza como reclamo turístico un patrimonio inmaterial ajeno, obteniendo como beneficios la celebración de la comunidad china residente y del resto de londinenses y conseguir despertar el interés entre la población china, que percibe Londres como un destino idóneo para sus vacaciones de primavera,  a fin de que la imagen de multiculturalidad de la ciudad se fomente utilizando un patrimonio no propio en beneficio de todos, sirviendo de  ejemplo e inspiración para el desarrollo local de otras poblaciones.