En los últimos años, en la ciudad de Barcelona ha tenido lugar un aumento de las intervenciones urbanísticas llamadas tácticas. Éstas suelen presentarse como una forma de promover la reapropiación social del espacio urbano e implican todo tipo de modificaciones físicas o arquitectónicas enmarcadas en la ya conocida visión moralizadora del concepto de espacio público. Se consigue así escamotear una serie de asimetrías que pasan de ser socioeconómicas a ser estéticas. Esta comunicación es fruto de una investigación en curso que analiza el caso de la actual reforma de la Rambla de Barcelona, la avenida más emblemática de la ciudad, y se basa en un trabajo de campo alrededor de los principales actores involucrados en ella. Pretendemos de esta forma analizar el uso del elemento cultural y de la participación ciudadana –dos de los conceptos más destacados en el plan de reforma del Ayuntamiento– en la creación de una ficción urbanística que debe supuestamente rescatar el paseo frente al monocultivo turístico. Con la transformación del paseo se trata de capitalizar el espacio desde Otras temáticas sectores como pueden ser el de la industria cultural o incluso el llamado ‘turismo de calidad’. Puesto que este tipo de medidas urbanísticas son presentadas desde el Ayuntamiento como solución a las dinámicas turistificadoras y excluyentes de las que la Rambla es el máximo exponente, pretendemos cuestionar aquí el potencial de este tipo de reformas como respuesta a las desigualdades y exclusiones provocadas por el capitalismo, y destacar su papel más bien artificioso y generador de consensos.