El Ayuntamiento de Barcelona está ejecutando reformas urbanísticas orientadas al rediseño del espacio público para adaptarlo a un modelo de movilidad urbana basado en la limitación del uso del vehículo privado y una vida social más amable y de proximidad. Con esa meta, se están aplicando herramientas emergentes propias del urbanismo táctico para cambiar la funcionalidad de las calles a través de la señalización de la calzada con pintura o colocación de mobiliario urbano y Otras temáticas elementos arquitectónicos para ampliar las zonas peatonales y crear nuevas plazas o sitios de estancia. Para dar continuidad a esta transformación del espacio público, en noviembre del 2020 se presentó el plan Superilla Barcelona, en donde la promoción de la movilidad sostenible es asumida como la piedra angular para producir una ciudad saludable y fomentar la protección medioambiental. El impacto que las supermanzanas esta transformación urbanística supone sobre las formas de sociabilidad torna pertinente la necesidad de investigar cómo están asimilando las personas los cambios en el sistema de transporte de la ciudad de Barcelona, prestando particular atención a la interacción entre sus prácticas espaciales y la dimensión morfológica e infraestructural de la trama urbana. Esta realidad transformada es la que se quiere constatar en una investigación en marcha sobre la implementación de superilles en el barrio de Poblenou en Barcelona, de la que la comunicación pretende brindar los primeros resultados.