Durante los últimos años, el Ayuntamiento de Barcelona ha sido inmersa en una narrativa de urbanismo que se compromete a buscar soluciones para retos globales como el cambio climático y la exclusión social, a través del uso ético y responsable del espacio público y la participación activa de la ciudadanía. Una de las herramientas recientes de esta narrativa ha sido el urbanismo táctico. Si bien el urbanismo táctico no es más que una máscara radiante y ética que oculta las realidades no tan éticas o radiantes del urbanismo neoliberal dónde sea que se implemente, esta comunicación se preocupa de un espacio urbano que cae fuera de su alcance sin embargo se ve afectado por él, a saber, Trinitat Nova, un barrio periférico del noreste de Barcelona. En varias ventanas residenciales de Trinitat Nova, hay un solo letrero: ¡Más plazas de aparcamiento, ya! Este reclamo que parece contradecir la sensibilidad ambiental y social del Ayuntamiento, a primera vista es indicativo de desigualdades y externalidades sociales, urbanas, espaciales y ambientales pasadas por alto en los discursos y prácticas del urbanismo táctico, o de otras narrativas de urbanismo sostenible y democrático en Barcelona y en las ciudades en general. Al pensar el urbanismo táctico junto con las periferias, esta comunicación habla de la relación entre el urbanismo táctico y el neoliberalismo estratégico, señala cómo se puede leer el urbanismo táctico desde la perspectiva de los márgenes de la ciudad y aborda los efectos y las deficiencias de la creciente “eticización” de las políticas urbanas.