Legar el patrimonio material a los descendientes (o a quien se desee) suele ser una de las ocupaciones durante la última época de la vida. También es el momento en el que hay mayor tendencia a lanzar una mirada retrospectiva a la propia existencia y a la de la propia familia. Hoy, al tradicional interés por repasar y dejar ordenados algunos referentes del devenir vital (gráficos, por ejemplo), se une la constante pérdida de información motivada por la de la evanescencia de los repositorios digitales. Existe un deseo generalizado de permanecer en la memoria, cuando menos, de nuestro entorno. Ese deseo se hace hoy realidad mediante la aplicación de las metodologías antropológicas de recopilación se historias de vida y de transmisión del legado inmaterial, del imaginario familiar. Un vitagrama posibilita, sobre la base de una App desarrollada al efecto, recopilar la historia de vida de cualquier persona en formato audiovisual, así como la interpretación de los elementos materiales especialmente significativos de dicha vida. La recopilación de los diversos vitagramas de cada familia permitirá configurar un árbol genealógico virtualmente vivo que posibilite salvaguardar el patrimonio familiar inmaterial. Un corpus que, gracias a la inteligencia artificial, tendrá la capacidad, incluso, de formar parte del Metaverso futuro. Hablamos de la gestión del valor de la memoria y el patrimonio inmaterial en el ámbito familiar. Hablamos de nuevos nichos de trabajo para la antropología aplicada que ya se están demostrando tremendamente prolíficos.