En esta comunicación empleo la noción de “tensión” propuesta por la antropóloga Teresa del Valle (2006/7) para abordar la relación entre feminismo y punitivismo, entendiendo este último, como el castigo tanto en el sistema penal estatal como en las respuestas autónomas en colectivos sociales. Para ello, en primer lugar, trato de poner en discusión algunas autoras y acontecimientos que han contribuido al debate sobre dicha tensión (Pitch 2003; Montero 2015; Restrepo y Francés 2016; Davis 2017; Lamas 2018). En segundo lugar, presento a Stop Represión Granada, un grupo político “mixto” (Martínez 2017) que, a raíz del auge de la represión al movimiento feminista, comienza a articular tensiones críticas entre feminismo y punitivismo; grupo al que pertenezco y con el que construyo una militancia etnográfica feminista. En tercer lugar, analizo los dos principales ejes de tensión para nuestro colectivo: 1. cómo afecta el giro punitivo cuando las represaliadas son militantes y colectivos feministas (García-Grezner 2015; Cota 2019) y; 2. qué análisis emerge de una crítica antipunitiva al modo en que afrontamos mediante el castigo, las agresiones machistas en nuestros propios espacios de luchas emancipadoras (A-LEGAL 2010; Ching-In 2011; Cota 2021). Por último, a modo no de conclusión sino de aprendizaje, reflexiono sobre qué ha supuesto para el colectivo esta trayectoria hacia lo que denominamos feminismo antirrepresivo, así como para mi experiencia etnográfica feminista la articulación entre investigación académica y compromiso político.