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EL COLONIZADO, Y CÓMO MI PELO CONTRIBUYE A DES-PENSAR EL PODER: DEVENIR GREÑA.

Este trabajo sostiene que el cabello/pelo es atravesado por miradas patriarcales, racistas y coloniales, que conllevan a muchas interseccionalidades de opresión. Estas reflexiones surgen después de cinco años de trabajo dentro y fuera de una universidad “periférica”, en un rincón geográfico habitado por cimarrones/as, Esmeraldas-Ecuador. La inmersión constante en teorías feministas, antirracistas y activismos como herramientas para des-pensarse. El centro de esta investigación es deshilvanar cada una de las opresiones que recaen sobre el pelo/cabello como deformidades “mejor claro”, “mejor liso”, “mejor corto” y todo lo mejor es lo blanco. Se espera que tras el análisis quede presentada una alternativa decolonial claro-oscuro, rizo-liso, largo-corto y la diversidad como lo mejor. De esta forma se toma la etnografía encarnada como proceso emergente y denso, y ha permitido hacer una inmersión retroactiva en una colonización que “se olvida”, en estos tres espacios –familia, barrio, Academia— para observar de forma participativa cómo se construyen las relaciones de poder, desde las mechas/greñas, que ya le dejan cicatrices de economía y peluquería semanal a los/las que “NO PODEMOS”, y que inhiben la expresión corporal. Develar cómo en Esmeraldas “lo intelectual” está asociado a la estética capilar hegemónica y desasociado de lo intelectual cuando la tijera no marca los márgenes. El activismo es lo “cutre”. Por ello, desde el compromiso político y a través de entrevistas y cuestionarios se pregunta: ¿El cabello/pelo puede mirarse desde “realidades disidentes”, ¿cómo se ve desde el margen?, ¿Devenir greña es una posición política que puede producir cambios en Esmeraldas?

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo