Mediante esta comunicación querría plantear la importancia de las redes comunitarias y la colectivización del cuidado en la redefinición de la experiencia cotidiana con entornos urbanos segregados, considerando además cómo la crisis sociosanitaria de la Covid-19 podría exacerbar los niveles de desigualdad y exclusión que ya sufrían sus habitantes. Para ello partiré de algunos de los trabajos que apuntan a cómo la pandemia ha evidenciado las fallas del actual sistema económico, sanitario y de cuidados (Marrades Puig 2020), así como los retos que supondrá para la agenda feminista repensar la centralidad de las redes comunitarias y el trabajo de cuidados durante y tras la pandemia (Lenguita 2021; Martín and Villafañe 2021). Mi intención es conectar estas aportaciones con los resultados de un trabajo etnográfico sobre redes de apoyo mutuo en el barrio granadino de Almajányar. Me detendré en las vivencias de algunas mujeres de este barrio y en su experiencia cotidiana con un espacio urbano desprovisto de infraestructuras y dotaciones para el cuidado. Los conflictos que encarnan desde sus responsabilidades con el trabajo remunerado y no remunerado de cuidados permitirán comprender por qué su vivencia del espacio condensa emociones como la rabia o el “extrañamiento” (Alessandri Carlos 2014). Finalmente, se presentarán sus “políticas cotidianas de colectivización del cuidado” (Pérez Sanz 2021) como alternativa para la provisión del cuidado en un espacio urbano fragmentado. De este modo, será posible evidenciar la centralidad del cuidado y las redes a partir de las cuales se desprivatiza para rearticular un espacio urbano segregado.

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