Desde hace más de veinte años, de la mano de las directrices de órganos supranacionales (UNESCO, OCDE), se está implantando la educación emocional (EE) en las escuelas. Bajo un gran consenso social, la EE se presenta como la solución, por un lado, al exceso racional e intelectual que tradicionalmente ha vertebrado los espacios de transmisión cultural y, por otro lado, a los malestares y problemáticas que tienen lugar en las escuelas. Esta comunicación toma como objeto de estudio un programa de EE que se desarrolla en más de sesenta escuelas de “alta complejidad” de Barcelona. El programa tiene como objetivo fomentar las competencias emocionales del profesorado y alumnado en relación con la gestión positiva de las emociones y relaciones, promoviendo así, la convivencia escolar.  La comunicación está inscrita en una investigación etnográfica en curso, desarrollada en dos escuelas de educación primaria. El trabajo de campo consta de entrevistas al profesorado y profesionales del programa; grupos focales con el alumnado y observaciones en los diversos espacios donde se aborde la EE.  Se presentarán los principales resultados con relación a los efectos que este programa tiene en las escuelas pauperizadas, teniendo en cuenta que la EE, comporta la despolitización de los malestares y conflictos; contribuye a introducir la racionalidad neoliberal, promoviendo subjetividades eficientes a la hora de gestionar las emociones y relaciones en un contexto social de creciente inestabilidad y, por último, fomenta el desplazamiento de la dimensión académica y política de la escuela.