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EL VALOR MATERIAL DE LA COMIDA Y EL HAMBRE: LAS NARRATIVAS GENERADAS A PARTIR DE LA HAMBRUNA DE 2001 EN EL ORIENTE DE GUATEMALA.

En 2001, Jocotán, Camotán y Olopa (Chiquimula, Guatemala) cobraron visibilidad en los medios de comunicación internacionales cuando una hambruna provocada por la sequía causó la muerte de 41 personas por desnutrición, se habló entonces de crisis alimentaria. La Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) advirtió de que esto era consecuencia del desgaste de los suelos, de la falta de cuidado ambiental y del mal uso de los recursos naturales. Pero, esta situación ha continuado agravándose desde entonces por fenómenos como El Niño y por la localización de esta área en el llamado Corredor Seco. Así pues, la escasez de comida y la desnutrición ya forman parte de la cotidianidad y acompañan a los indígenas mayas ch’orti’s del oriente de Guatemala. En 2001, los ch’orti’s negaron la hambruna y sostuvieron que se trataba de una invención de los medios de comunicación. Esta postura estaba relacionada con una concepción del hambre construida a partir de sus patrones simbólicos más que por valoraciones nutricionales. Para los ch’orti’s, el hambre sólo se sufre cuando no hay maíz y afecta a todo el grupo, en cambio, la desnutrición afecta de forma individual y es el resultado de una mala distribución de los alimentos o un consumo inadecuado de los mismos. El análisis de las retóricas generadas por las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación muestra que éstas están alejadas de las narrativas indígenas del hambre y no toman en consideración el valor cultural de la comida.