El mito de origen de la matrilinealidad macua conecta las relaciones sexuales y el intercambio económico entre mujeres y hombres ofreciendo un ideal para las relaciones matrimoniales y extramatrimoniales. Según el mito los hombres perdieron la perra cazadora de las mujeres entregada por la Diosa para ayudarlas en la caza. Para restituir la ofensa fueron a la guerra, las mujeres vencieron usando el sexo y pusieron a los hombres a su servicio para resarcir la perdida de la perra. Así se estableció una vinculación económica en el sexo mediante el intercambio de este, lo que funda la división sexual del trabajo que sigue vigente hoy en día. La práctica sexual se considera el primer trabajo porque es lo que perpetúa la vida. El sexo al ser el medio de dominación y trabajo al mismo tiempo, obliga a perpetuar el intercambio económico del sexo ya que lo hombres siguen pagando la pérdida de la perra cazadora. Las mujeres se sienten insultadas y ultrajadas en caso de no recibir nada a cambio de un encuentro sexual (sea marido o no). El consentimiento familiar determina la legitimidad de esas relaciones cuyo fin es el beneficio económico para el conjunto matrilineal fruto del encuentro. La investigación etnográfica fue realizada durante 12 meses (2018-2019) mediante la observación participante y las entrevistas semiestructuradas, principalmente. Los resultados muestran una actualización de este mito a la realidad macua sumergida en la economía global y que sirve como instrumento para redefinir y renegociar las relaciones de género.