En la primavera de 1991, Adam Kuper, por entonces director de
Current Anthropology, y por derecho propio destacado historiador de
la disciplina antropológica, me pidió realizar una entrevista a Clifford
Geertz. Acepté encantado y ese mismo verano viajé a Princeton,
Nueva Jersey, donde transcurrí aproximadamente tres horas con
Geertz en su oficina, en el Instituto de Estudios Avanzados. Geertz
me dio una cordial bienvenida y habló conmigo sin tapujos, dándome
(como podrá comprobar el lector) un claro y completo relato de su
carrera (para una completa y exacta versión, los lectores pueden
consultar ahora su autobiografía en After the Fact: Two Countries,
Four Decades, one Anthropolgist, Harvard University Press, 1995). De
la transcripción de la entrevista realicé un manuscrito, donde limpié
las repeticiones y dubitaciones de la conversación, pero manteniendo
fielmente la charla, tal y como tuvo lugar. Se lo mandé a Geertz, que propuso algunas correcciones pero que por lo demás aceptó todo.
Desde mi punto de vista los antropólogos están más preocupados que los académicos de otras especialidades
por la historia de su disciplina. Esto es en parte porque somos extremadamente conscientes de la relación entre
la antropología y el contexto histórico donde se genera. Pero también es una costumbre disciplinar el disfrutar de
los relatos de nuestros mayores. La entrevista a partir de las historias de vida con distinguidos antropólogos se
ha convertido en un género al que muchas de nuestras revistas profesionales dedican hoy importantes espacios.
Por ello quiero agradecer a los editores de AIBR, REVISTA DE ANTROPOLOGÍA IBEROAMERICANA el haber
desarrollado un ejemplo de este género y ponerlo a disposición de sus lectores. Me gustaría dedicar esta
entrevista, en su versión traducida, a la memoria de Clifford Geertz, que creó un atractivo cuerpo de trabajo
intelectual que nos ha hecho aprender y disfrutar a muchos, tanto dentro como fuera de la antropología.