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San Pedro de Atacama, pandemia y crisis del turismo: un momento para pensar estrategias indígenas de descolonización.

Las comunidades atacameñas en las últimas décadas incluyeron el desarrollo del turismo como parte de sus estrategias económicas, controlando los lugares de visitas en la cuenca del Salar de Atacama. Los empresarios no indígenas invirtieron en hoteles, restaurantes y oficinas de tour operaciones en el pueblo de San Pedro de Atacama, y se nutrieron de numerosa mano de obra migrante. Todo bullía en San Pedro de Atacama, hasta que en marzo de 2020, llegó la pandemia del Coronavirus. De un día para otro, la febril actividad decayó, se cortó el flujo de turistas nacionales y extranjeros. El pueblo adquirió un aspecto fantasma para el turismo, y recobró el carácter bucólico y campesino de los años ochenta. Para sobrevivir se reactivaron formas precapitalistas de intercambio, los migrantes intentaron resistir, pero terminaron partiendo. Fue el momento justo, anidado en el subconsciente de los atacameños de ver partir a los afuerinos. Los atacameños hicieron lo propio, para protegerse de los contagios y cerraron el acceso a San Pedro de Atacama y los sitios de destino turístico. Todo volvió a ser por un tiempo como era en la sociedad agro-pastoril. La disyuntiva actual de la sociedad indígena es volver a abrir las compuertas a la invasión y continuidad colonizadora del turismo o impedir que esto vuelva ocurrir. Dos tendencias y fuerzas en pugna que ya han tenido sus primeros rounds.

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