Tomando como punto de partida una investigación de carácter cualitativo que está en marcha sobre la relación de pareja y el trabajo doméstico, vamos a presentar el caso de una pareja de doble ingreso que se identifica con el modelo igualitario de reparto doméstico, pero que, en la práctica, el reparto es de carácter tradicional.Con este caso queremos ilustrar cómo en función de la posición social que se ocupe en la estructura, las personas pueden verse en medio de fuertes contradicciones que dañan su imagen cuando se las interroga. Para tratar de evitar que ésta se vea dañada, los individuos elaboran justificaciones aceptables y ofrecen información de manera selectiva con tal de adaptar y adaptarse a las expectativas culturalmente compartidas. Tomando el discurso como jugadas estratégicas que los actores realizan para evitar ser identificados con tipos de individuos socialmente desvalorizados, el objetivo de esta comunicación es ofrecer una descripción de cómo tanto el sexo masculino como el femenino movilizan en su discurso una serie de recursos para manejar su apariencia y ganar o no perder valor social ante los otros. En este caso concreto, veremos cómo el varón maneja su discurso para no ofrecer una imagen de persona que abusa en lo doméstico de su pareja. Mientras que la mujer, situada en una posición laboral precaria, trata de manejar los detalles de su discurso para no ofrecer una imagen de persona económicamente dependiente.