En Chile y en otros países de América latina, asistimos al despertar y emergencia de comunidades y pueblos indígenas en zonas geográficas donde la presencia del Estado y su política de asimilación de los indígenas ha sido hegemónica desde el siglo XIX. Zonas geográficas donde la literatura pedagógica, las investigaciones académicas, las ciencias sociales y el Estado Nación declaraban extinguidos a los indígenas, como ocurrió en el Norte Chico y la Zona Central de Chile. En estas zonas al momento de la independencia, se mantenían más de cien “pueblos de indios”, que el Estado se empeñó en hacer desaparecer tendiendo un manto de negación, oscuridad y prejuicio racial sobre lo indígena en las regiones donde se pivoteba el poder economico y social dominante.En la actualidad, desde algunos de estos pueblos de indios, que han actuado como refugio de población y de prácticas culturales ancestrales, emergen comunidades y pueblos indígenas, como los Diaguitas y recientemente los Changos, y en la zona de mayor influencia y hegemonía del Estado nacional racializado y pro europeo, el Chile central, reemergen comunidades de raigambre mapuche, que en conjunto desafían la construcción de la blanquitud y el mestizaje de la población por el discurso republicano, creando una zona de inquietud para los grupos dominantes, obligados a aceptar la presencia indígena en una nueva convivencia.