Las crisis derivadas de la pandemia covid-19, han contribuido, entre otras cuestiones, a visibilizar la importancia de los cuidados como tarea fundamental para la producción y mantenimiento de la vida (Carrasco, 2016). Así como las desigualdades en su organización (Daly & Lewis, 2000), dejándonos entrever la necesidad de construir un nuevo paradigma de cuidados reconociendo las vulnerabilidades (Molinier, 2019).Exponemos por ello un ejercicio reflexivo-metodológico a partir de nuestra investigación en el proyecto “El cuidado importa. Impacto de género en las cuidadoras/es de mayores y dependientes en tiempos de la Covid-19” (CUMADE). Partiendo de las corrientes feministas que desde las ciencias sociales y humanas, han propuesto construir epistemologías que rescaten las “voces diferentes” (Gilligan,1982) localizadas en los márgenes de la cotidianidad, y promuevan un conocimiento científico de producción subjetiva situada, en donde hablamos de nuestras experiencias en primera persona (Gregorio, 2012). Rechazamos así la investigación con la ‘mirada desde ninguna parte’ (Haraway,1988:581) y nos situamos en una ‘subjetividad altamente disciplinada’ (Scheper-Hughes,2000:132) en donde encarnarnos como sujetas de nuestros trabajos se convierte en fortaleza y no en limitación.Para ello proponemos atender a las cinco dimensiones que caracterizan el trabajo de cuidados, como son: la dimensión física, la cognitiva, relacional, emocional y corporal (Borgeaud-Garciandía, 2015). A través de este ejercicio compartiremos momentos metodológicos que nos permitan reflexionar sobre cómo desarrollar un trabajo etnográfico sobre los cuidados en donde las personas que participan se sientan cuidadas y en donde nosotras mismas nos cuidemos.