Las colectivas feministas son formadas por jóvenes universitarias que demandan sus derechos ante las instituciones educativas relacionadas con políticas que efectivamente las proteja contra la desigualdad y la violencia de género existente en el ámbito educativo. Su acción ha sorprendido a las autoridades de todos los niveles debido a la novedad de sus estrategias, donde combinan acciones directas tipo escrache, las marchas no pacíficas, la conmemoración de feminicidios y los tendederos donde se denuncia acoso sexual docente y entre pares. Las acciones de las colectivas feministas se apartan de los movimientos sociales tradicionales para conformar un tipo de acción donde la denuncia va acompañada de la acción colectiva. Han mostrado los límites de las acciones institucionales derivados de diez años de políticas universitarias tendientes a incorporar la perspectiva de género y construir igualdad en las instituciones de educación superior. Son, también, producto de la discusión teórica en filosofía, antropología, economía y la toma de conciencia sobre la naturalización del predominio masculino en el ámbito universitario.   En México, en marzo de 2019 se registraron tendederos de denuncia en las universidades públicas estatales, en universidades privadas, centros de investigación e institutos tecnológicos; además de registrarse tomas de edificios universitarios en lo que se puede considerar una rebelión feminista emergente.