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Quisapincha: "Irse para volver". De deseos, transformaciones y afectos en el trabajo de campo.

Desde el año 1999 y hasta el año 2016 he tenido el privilegio de realizar distintas estancias de campo en las 20 comunidades de la parroquia de Quisapincha, en los Andes centrales del Ecuador. Desde mi primer trabajo de campo se estableció con varias mujeres quíchuas un “mirarse” en un espejo de ellas hacia mí, de mí hacia ellas. A  lo largo de las casi dos décadas transcurridas, las transformaciones radicales vividas con la globalización y el capitalismo salvaje tuvieron un gran impacto en las vidas de las mujeres quíchuas, a veces de manera inimaginable desde que las entrevisté por vez primera.Durante los años de idas y venidas, de vueltas para regresar, mi rol hacia ellas, pero también sus actitudes hacia mí fueron mudando. Sus historias de vida no sólo modificaron mi comprensión del feminismo, del racismo y de las relaciones coloniales sino también de mi propio rol como antropóloga, complejizando los tránsitos  -plagados de claroscuros- que he recorrido de observadora a activista, de investigadora a colaboradora, de antropóloga a amiga.En la comunicación quisiera plantear las preguntas y los cuestionamientos lanzados por las mujeres indígenas hacia mi propia condición de antropóloga y de mujer con privilegios. Pero también Iluminar  las expresiones del deseo -de ellas y mías- que hemos intercambiado y que me han permitido reajustar mi práctica etnográfica y mi mirada feminista a lo largo de estos años al calor de las relaciones íntimas, de afecto y de complicidad establecidas con ellas.