El movimiento contracultural, que inundó la segunda mitad del siglo XX occidental y que expandió la conciencia de cientos de miles de personas, encontró en el sur europeo y estadounidense un territorio de posibilidades. Impulsada por el magnetismo de lo exótico, que en la versión andaluza estaba ligada al mundo Gitano y norteafricano y en el caso de México y Chile al universo indígena, la contracultura tendrá un desarrollo singular en estos Sures, también, conectados. E influenciados por la onda expansiva del movimiento Beatmik y la renovación estética que supuso la consolidación de las nuevas técnicas de propagación de la información y la cultura: el auge de la música en formato disco, la radio y la televisión principalmente, aunque también la presa escrita y la industria editorial. Pero también donde se construyeron localmente elementos fundamentales de lo que conocemos como contractura (ideas, estéticas y, especialmente, prácticas organizadas desde coordenadas inimaginadas para el racionalismo tecnócrata). Analizamos, de manera singular, la psiquedelia en los tres lugares y la relación con lo índigena-local, en cuyo desarrollo se encuentran elementos constitutivos y representativos de la contracultura.  El material empírico en el que apoyamos esta comunicación provienen de dos trabajos etnográficos que estamos desarrollando por separado pero que convergen en el Proyecto Andalucía: de la teoría de la dependencia a la eclosión contracultural (1960-1980) Ref. B-Hum-167-UGR18, Proyectos I+D+i del Programa Operativo FEDER 2018. 

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