El amplio período de dictaduras en el Cono Sur durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, empujó a miles de personas al exilio, buscando escapar de la represión que no sólo se dirigió a las y los militantes políticos y sociales, sino también a sus familias.Como parte de una investigación que estamos llevando a cabo sobre la reconstrucción del feminismo en Argentina en los años ochenta, nos interesan las trayectorias de las mujeres que se exiliaron, sus replanteamientos vitales al residir lejos de su país y que llevó muchas de ellas a nuevas concepciones sobre el hacer política, que luego volcaron en el movimiento feminista.A pesar de que la perspectiva de género en los estudios sobre exilios latinoamericanos ha estado ausente hasta hace muy poco tiempo, tanto en las entrevistas como en las memorias escritas, así como en tempranas películas realizadas en los años ochenta, queda claro que la vivencia del exilio no fue igual para los varones que para las mujeres (menos aún para los niños y niñas)Menos aún se conocen los emprendimientos realizados por mujeres exiliadas, de los que daremos cuenta, como la revista Micaela editada en Suecia por la Asociación Latinoamericana de Mujeres (ALAM) entre 1978 y 1993. O Fempress, que nace en 1981 de la iniciativa de dos mujeres chilenas exiliadas en México.