Uruguay, el país más laico del continente, poco a poco comienza a darse cuenta el aumento de figuras políticas reconocidas públicamente como evangélicas en la arena política. En la pasada legislatura (2015-2020) ya había al menos dieciséis figuras políticas entre diputados, concejales y funcionarios de gobierno que declararon públicamente evangélica. En la legislatura actual (2020-2025) esta tendencia continúa e incluso algunas personalidades evangélicas fueron nombradas por el actual presidente Luis Lacalle Pou para ocupar cargos de especial confianza. Es un fenómeno que, si bien está presente en la región desde hace mucho tiempo, ha tarde a Uruguay para establecerse definitivamente. El propósito de este artículo es analizar la cosmovisión religiosa que inspira la agenda de estos representantes políticos en el parlamento uruguayo, así como en otras áreas de la política uruguaya. La metodología elegida para responder a esta pregunta es cualitativa, basada en el análisis del discurso, tanto de entrevistas como de documentos (proyectos de ley, versiones taquigráficas del Parlamento, etc.) que reflejen el accionar de dichos actores político-religiosos en temas como derechos sexuales y reproductivos, familia, consumo problemático de drogas, eutanasia, etc.