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Espectáculos de frontera: procesos de patrimonialización del contrabando en el Sur Ibérico

Las fronteras simbólicas transgreden las fronteras políticas. El contrabando de productos entre Portugal y España fue una actividad económica generalizada hasta la integración de ambos países en la Comunidad Económica Europea en 1986. A partir de esa fecha, el contrabando es objeto de procesos de reactivación patrimonial como estrategia de rentabilización social y económica en relación al desarrollo turístico, en los participan los municipios limítrofes con el hecho fronterizo. El Festival del Contrabando celebrado en Alcoutim y Sanlúcar de Guadiana desde 2017, es un ejemplo de la reactivación simbólica de la frontera hispano-portuguesa más allá de los procesos patrimoniales en los que participan las administraciones locales y regionales del Bajo Guadiana, dentro de los marcos ampliados de resignificación de límites políticos nacionales y europeos. Los ciudadanos de los territorios periféricos del Bajo Alentejo y del Algarve portugués, así como del Andévalo andaluz son vecinos que siguen habitando la frontera, entendida como espacio común alejado de los centros de decisión nacionales (Madrid y Lisboa) y en proceso de despoblación creciente, en el que se articulan afinidades y controversias, memorias de hambre y terrores no resueltos, que conforman los caminos simbólicos del contrabando entre España y Portugal.

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