En el contexto de pluralismo religioso que caracteriza la posmodernidad en las sociedades urbanas contemporáneas se encuentra el denominado neopaganismo o paganismo moderno. Se proclama como la expresión contemporánea de diferentes cultos paganos europeos anteriores al cristianismo, manifestándose como un movimiento ecléctico que agrupa diversas creencias y prácticas como la brujería moderna, el paganismo nórdico y el druidismo contemporáneo. Respecto al druidismo contemporáneo, se presenta como la restauración del antiguo sistema religioso que, de acuerdo con los registros históricos, se habría practicado a los poblados celtas y cuyos principales responsables habrían sido los llamados druidas. Sus inicios se sitúan en el movimiento que recibe el nombre de revivalismo celta y que se produjo en los siglos XVIII y XIX de la mano del romanticismo, la expansión de nuevos esoterismos y el auge de los nacionalismos europeos. En la actualidad, el druidismo mantiene esta inquietud por rescatar y adaptar las prácticas que se atribuyen a los druidas precristianos, a pesar de tratarse de una reconstrucción marcada por la carencia de fuentes y, por ende, de información. Es el caso de la Hermandad Druida Dún Ailline (HDDA), una orden española cuyas integrantes intentan realizar esta restauración, concretamente de lo que conciben como el druidismo irlandés. Tratan de llevarlo a cabo estableciendo un culto organizado y distinguirse de otros cultos, como la brujería y la New Age, para que el druidismo sea reconocido como una religión con creencias, prácticas y divinidades propias.