Nos situamos en un momento histórico en el que percibimos un doble proceso, por un lado tanto el concepto de diversidad sexual como el de diversidad cultural se entremezclan y se expanden y políticamente se asumen como parte fundamental de una sociedad, y por otro se compartimentan, se etiquetan y se fijan generando confrontaciones entre diversidades e identidades.La presente comunicación tiene un doble objetivo: Por un lado analizar el concepto de identidad contemporáneo a partir de la evolución que ha tenido fundamentalmente desde siglo XX en la Europa Occidental, y cómo se sustenta en una base que genera identidades únicas y confrontadas en lugar de identidades plurales que afiancen la idea de diversidad.Por otro lado situar el proceso cultural en el que específicamente las orientaciones sexuales se han ido fijando como identidades y etiquetas que se conforman como totalitarias e identifican globalmente a cada persona, y en la medida de lo posible ver su interrelación con otras identidades creadas en torno a la diversidad de intereses, gustos y filiaciones varias que, paradójicamente, no hacen de la diversidad un valor en sí mismo si no que pugnan por lograr mayor relevancia de una sobre otras.