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Del mármol al hormigón: La nueva arquitectura funeraria

Los habitantes de Igualada, provincia de Barcelona, están habituados a representar el hipotético más allá o comunidad de los muertos en un recinto funerario decimonónico (el Cementiri Vell). Ahora, por falta de lugar para los nuevos enterramientos deben inhumar en un cementerio contemporáneo (el Cementiri Nou), diseñado por arquitectos de fama mundial, la característica principal del cual es que responde a una arquitectura de autor. La nueva fisonomía urbanística del Cementerio Nuevo –un cementerio-paisaje-, además de servir a la inhumación, también debe procurar el papel persistente del difunto en la vida cotidiana de los supervivientes mediante las prácticas de rituales de recuerdo. Estas finalidades, en el nuevo cementerio no se resuelven tan claramente por el hecho de haber sido concebido siguiendo los criterios estéticos y creativos propios de los arquitectos, prescindiendo de monumentos y simbología funeraria, así como de las ostentosas tumbas de piedra y de mármol, que caracterizan el antiguo recinto. En el nuevo espacio emerge la generación de una nueva trascendencia que no parte de la cultura y la tradición funeraria preocupada por la salvación del alma, sino de las cualidades emotivas que evoca la arquitectura de diseño, que subrayan el valor simbólico de la naturaleza y el paisaje en el cual se inserta la obra. A todo esto, los usuarios responden apropiándose del lugar, llevando a término acciones de continua revalorización y relectura con el propósito de rehabilitar su valor de uso y su significación como lugar de reposo para los que se han ido para siempre.