Los videojuegos tal y como los conocemos hoy en día tienen su origen en la década de 1950. A pesar de ello, solo se hicieron populares a mediados de la década de 1980 con la consolidación de plataformas capaces de reproducir gráficos en las pantallas de los ordenadores personales, y posteriormente en consolas preparadas específicamente para este tipo de entretenimiento. La literatura que circunda al mundo de los videojuegos, aunque empieza a formar parte del debate académico, es escasa y antigua bajo los estándares tecnológicos actuales. De ahí la gran importancia del estudio de los videojuegos, que parecen haber sido olvidados por las ciencias sociales, y del cómo se han convertido en un importante factor a tener en cuenta para entender como se reproducen los individuos en los diferentes estratos de la sociedad. La propuesta que aquí se presenta trata de comprender profundamente cómo los videojuegos son un factor determinante a la hora de entender el desempeño académico y personal de los estudiantes, ya que es en donde este tipo de entretenimiento es más popular. Numerosos estudios han mostrado la importancia de las comunidades que se forman en el mundo online, algo especialmente relevante entre los jugadores más jóvenes: es en esas edades donde la pertenencia al grupo supone un efecto mayor en la construcción de su identidad reflexiva, con enormes efectos en sus vidas cotidianas y en especial en sus vidas académicas.

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