El arte, antes de convertirse en objeto de lucha de contrarios, legitimación de poder o posicionamiento económico, surgió para satisfacer diversas necesidades en el ser humano pero la colonialidad impuso un modelo de pensamiento donde, desde el conocimiento científico se desprecia aquellos elementos identitarios que no responden a los códigos estéticos de las potencias hegemónicas. La producción científica sobre el Palomonte (a la que se ha tenido acceso) adolece de un enfoque estético que coloque a la nganga en relación proporcional a su papel en la cotidianidad de las personas. Esto se debe a que el paradigma gnoseológico establecido les reserva las categorías artesanía y folklore sin tener en cuenta su función en el universo simbólico al cual pertenecen. Por ello, a partir de un análisis estructural etnográfico de contenido cualitativo se plantea la idea de arte religioso-cubano de ascendencia africana para evaluar objetos de uso en ceremonias de religiones cubanas de matriz africana porque constituye una propuesta para colocar la idea de arte al servicio de las particularidades que separan a la nganga de aquellas piezas que no poseen un estricto rigor emocional en su construcción y, desde la desobediencia epistémica, evaluar la nganga como objeto artístico. Cuando se coloca el análisis epistemológico liberador en función del ser humano y en una realidad otra, no coincidente con la percepción eurocéntrica y hegemónica de la idea del objeto arte, el nuevo enfoque, constituye una concepción estética decolonial para el pensamiento cubano.